Salud, concentración y, sobre todo, gratitud durante la crisis de la COVID-19
A estas alturas, todos hemos sufrido de una u otra forma el gran impacto de la COVID-19. Como vemos a diario en las noticias, el número de infectados por este mortal coronavirus sigue creciendo a un ritmo aterrador. Incluso para aquellos de nosotros sin familiares o amigos directamente afectados por el virus, la vida ha cambiado radicalmente.
En mi casa, mis gemelos mayores han vuelto de su último año de universidad y les decepciona no poder celebrar formalmente su graduación. Mientras tanto, mi hija pequeña se pregunta cuándo podrá volver a la escuela; ¡probablemente porque echa de menos a sus compañeros, no tanto ya por las clases! Me he acostumbrado a trabajar desde casa, pero me he dado cuenta de que no tener una vía de escape de mi oficina doméstica (aparte de la cocina de tanto en cuando) resulta agobiante. El trabajo ya era exigente de por sí y ahora estamos gestionando un nuevo conjunto de retos mentales (y logísticos). No tengo nada de lo que quejarme si me comparo con varios millones de personas. No obstante, sé que todos notamos el desgaste.
Dados los confinamientos en todo el mundo y el aparentemente largo camino por recorrer, me he estado planteando tres preguntas principales. La primera: ¿cómo podemos superar esto?
No me cabe duda de que muchos se estarán preguntando lo mismo. Sus estrategias pueden diferir mucho de las mías, pero voy a compartir las maneras en que estoy tratando de hacer más llevadera esta situación.
Para empezar, estoy trabajando duro para mantenerme saludable. Mi propio bienestar, así como el de mi familia y mi comunidad, debe ser una prioridad ahora mismo. También estoy tratando de mantener la interacción social, contactando virtualmente con amigos y familiares, incluso si no puedo estar con ellos en este momento. Es agradable estar en contacto. Creo que también es importante tener una vía de escape; una pasión que se pueda poner en práctica. En mi caso, corro y monto en bicicleta (en la zona de California aún puedo hacerlo por mi cuenta). Estas actividades me permiten liberar mi mente de distracciones y centrarme en otros temas.
La segunda pregunta en la que he estado pensando es: ¿cuál es el papel del trabajo en este momento?
Tengo la suerte de poder trabajar desde casa. Siento una enorme gratitud hacia los trabajadores esenciales que todavía salen cada día para mantenernos a salvo. En Akamai, se nos pidió que trabajáramos de forma remota al principio de esta crisis. Para algunas personas, esta puede ser la primera vez que teletrabajan. O tal vez sea la primera vez con infantes que no están en la guardería, niños que regresan de la escuela o padres mayores a quienes cuidar. Es un nuevo tipo de estrés. Uno que tiene el equilibrio de la vida laboral y personal como prioridad, ya que debemos hacer concesiones a cada minuto. Todos estamos tratando de adaptarnos y encontrar nuevas rutinas, y estas diferirán para cada uno. Debemos ser respetuosos con las necesidades y los requisitos de los demás, ya que todos nos esforzamos por encontrar nuestra mejor forma de trabajar.
Creo que el propósito y el significado del trabajo también están en el punto de mira. En un momento en el que muchas personas dependen de Internet para el teletrabajo, la consulta de información, las compras y el entretenimiento, así como para conectarse entre sí, el compromiso de Akamai para ayudar a nuestros clientes a proteger y ofrecer sus negocios digitales es más fuerte que nunca. La gente confía en nosotros. He trabajado en tecnologías de comunicación y colaboración por Internet durante más de 25 años y nunca antes sentí que mi trabajo tuviese tanta importancia como ahora.
Mi última pregunta es: ¿qué viene a continuación? Es difícil, si no imposible, predecir cuánto tiempo se prolongará esta situación, pero está claro que las cosas nunca volverán a ser iguales para ninguno de nosotros, personal o profesionalmente. ¿Trabajaremos más personas de forma remota con más frecuencia? ¿Cambiará esto nuestra utilización a largo plazo de Internet? ¿Valoraremos aún más nuestra capacidad para ir a un cine, a un restaurante o a un evento deportivo?
Entre tanto caos, algo es seguro: siento mucha gratitud por estar en Akamai. Desde el principio, nunca se dudó en dar prioridad a las personas y a los clientes. No hemos vacilado ni un momento en nuestro papel en la prestación de los servicios que nuestros clientes esperan. Estamos igualmente comprometidos con nuestra plantilla; ayudamos a los empleados de Akamai de todo el mundo a avanzar juntos en este panorama cambiante. Aunque nuestras experiencias de esta crisis pueden ser únicas para nosotros como individuos, me impresiona ver a compañeros que se reúnen para comunicarse, compartir y aprender unos de otros a través de nuestros canales internos. Puede que sea un momento sin precedentes, pero me enorgullece formar parte de la comunidad resiliente de Akamai.